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25/10/13

Los colores del espacio

¿Hay color en el espacio? Es una pregunta difícil de responder. Aunque claro, todos hemos visto fotografías de estrellas, galaxias y supernovas plagadas de tonalidades brillantes. Sin embargo, las apariencias engañan. Los colores que vemos en ellas, uno por uno, no son reales, son recreados mediante un tratamiento sobre las imágenes fotográficas originales, en tono gris.

"Pequeño planeta" Img source, fuente: NASA.


Sucede que las cámaras especiales que captan el espacio exterior, utilizan filtros que registran sólo un color por vez. Aunque parezca contradictorio, esto les permite registrar más información. Al captar un color por vez, la resolución es mejor, mostrando detalles que de otra manera se perderían. Todo sea por la investigación.

Lo cierto es que podemos captar los colores que emite el universo. Esto es genial y maravilloso, porque además de obtener muchísima información, se pueden producir imágenes increíbles que son casi ciertas. En general, las imágenes que se divulgan a nivel científico, entre pares, son grises. Otras veces son en color, cuando éste tiene un significado útil, es decir, cuando la emisión de un determinado haz de luz indica por ejemplo, temperatura, densidad de una nube de gas, cantidad de determinados átomos, distancia, movimiento.

Veo veo.
El resultado estético que vemos en revistas y libros de divulgación general, es la combinación de al menos 3 imágenes grises que hayan captado, cada una, uno de los 3 colores básicos del sistema RGB: rojo, verde y azul. Con estos 3 colores y este sistema, se pueden formar todos los demás, como sucede en la pantalla del televisor o la computadora. Lo bueno es que aunque los colores que vemos del espacio sean "falsos", están creados sobre la información original de cada foto, mostrando así un panorama que se acerca a la realidad.

Deleite visual
Para conocer el espacio y la tierra desde él, hoy basta con entrar a internet. La NASA retomó, luego del cierre temporal del gobierno de Estados Unidos, uno de sus tantos servicios online de calidad: "La Imagen Astronómica del día". Como alternativa, tenemos el sitio de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) que tiene un archivo de imágenes alucinantes, hasta delirantes, de la tierra desde el espacio. Algunas parecen obras de arte.

La página oficial donde buscar la colección se llama Observando la Tierra, Observing the Earth en inglés, y nos presenta una serie que no tiene desperdicio. Además, a cada imagen la acompaña una descripción básica, donde se destacan zonas a observar y aspectos de la fotografía.

"Montañas de hambre". Img source, fuente: ESA.

Un ejemplo cautivante es una fotografía del desierto más antiguo del mundo, el Namib. En la imagen (más abajo), se puede ver el Río Tsauchab, que interrumpe las dunas rojas y está la mayor parte del año seco. Sobre el río pasa una larga carretera que se ve como una línea bastante recta sobre su borde inferior. El color blanco del río indica depósitos de sal y los puntitos negros la poca vegetación que se puede encontrar. La foto se llama Duna 45, porque allí es donde suelen aparcar los turistas, que llegan al estacionamiento por la línea blanca que se puede detectar hacia centro inferior de la imagen, que va desde la carretera a la duna.

Dune 45 . Img source, fuente: ESA.

Por si las imágenes, paisajes y obras de arte naturales fueran poco, la ESA provee el enlace a una serie de videos sobre algunas de las fotos, donde se relatan los textos (también en inglés) y se señalan mejor los detalles. Mejor, difícil.

9/10/13

Ciencia y cocina. ¡Por supuesto!


La cita es este jueves 10/10 a las 17:00 h en el salón Dorado de la Intendencia de Montevideo.


Invitación a la presentación del libro.

Una nueva jornada de divulgación científica nos convoca, justo en la semana del libro. Claro, se trata del lanzamiento de un nuevo ejemplar de la colección ciencia que ladra, una serie grandiosa de libros donde el conocimiento científico es el denominador común de un sinfín de historias.

Cada libro de la colección nos sumerge en mundos reales, no tan escondidos, desde la biología y la psicología de los animales domésticos, los remedios de las abuelas, los secretos de los colores, nuestra vista, la astronomía a la vuelta de la azotea, un sinfín de juegos y desafíos matemáticos, hasta las aventuras de museo de la mano de los autores que rodearon la teoría de la evolución, o todo sobre el famoso ADN y los genes.

Ésta vez, una vez más, le toca a la cocina. Y qué excusa mejor para atraer al público que indagar en la ciencia de la gastronomía, un mundo vasto que nos atañe a todos. ¿Qué ocurre cuando freímos los alimentos, cuando mezclamos harina con levadura o con royal? ¿De dónde salen nuestros aromas preferidos? ¿Cómo podemos modificar, ingrediente por ingrediente, batida por batida, el resultado final de nuestras obras culinarias?

Las respuestas están en lo que suele llamarse cocina molecular, es decir, según Mariana Koppmann, autora del nuevo libro "Manual de cocina molecular", en la "exploración de todos los procesos físico-químicos que ocurren cuando procesamos los alimentos". Todos podemos hacer cocina molecular, porque el conocimiento detrás de cada paso en la cocina, está a nuestro alcance, para así, poder mejorar cada plato.


                      Foto tomada en Buenos Aires, Argentina, donde nace y se reproduce la colección "ciencia que ladra". 

Enlaces
Asociación Argentina de Gastronomía Molecular (blog donde escribe la autora).



Ciencia y cocina. ¡Por supuesto!


La cita es éste jueves 10/10 a las 17:00 hrs., en el salón Dorado de la Intendencia de Montevideo.


Invitación a la presentación del libro.

Una nueva jornada de divulgación científica nos convoca, justo en la semana del libro. Claro, se trata del lanzamiento de un nuevo ejemplar de la colección ciencia que ladra, una serie grandiosa de libros donde el conocimiento científico es el denominador común de un sinfín de historias.

Cada libro de la colección nos sumerge en mundos reales, no tan escondidos, desde la biología y psicología de los animales domésticos, los remedios de las abuelas, los secretos de los colores, nuestra vista, la astronomía a la vuelta de la azotea, un sinfín de juegos y desafíos matemáticos, hasta las aventuras de museo de la mano de los autores que rodearon la teoría de la evolución o todo sobre el famoso ADN y los genes.

Ésta vez, una vez más, le toca a la cocina. Qué excusa mejor para atraer al público que indagar en la ciencia de la gastronomía, un mundo vasto que nos atañe a todos. ¿Qué ocurre cuando freímos los alimentos, cuando mezclamos harina con levadura o con royal? ¿De dónde salen nuestros aromas preferidos? ¿Cómo podemos modificar, ingrediente por ingrediente, batida por batida, el resultado final de nuestras obras culinarias?

Las respuestas están en lo que suele llamarse cocina molecular, es decir, según Mariana Koppmann, autora del nuevo libro "Manual de cocina molecular", en la "exploración de todos los procesos físico-químicos que ocurren cuando procesamos los alimentos". Todos podemos hacer cocina molecular, porque el conocimiento detrás de cada paso en la cocina, está a nuestro alcance, para así, poder mejorar cada plato.


                      Foto tomada en Buenos Aires, Argentina, donde nace y se reproduce la colección "ciencia que ladra". 

Enlaces
Asociación Argentina de Gastronomía Molecular (blog donde escribe la autora).